Ayer el líder de Unió Democràtica de Catalunya, partido coaligado con Convergencia, Josep Antoni Duran Lleida, del que se dice que cobra unos 110.000 euros, manifestó que “los sueldos de los políticos son insuficientes”, e “incentivan a la corrupción” manifestó aparte el alcalde de Barcelona, el convergente Xavier Trías (hay que tener presente que el doctor Xavier Trias, con 143.708 euros brutos, cobra casi el doble que el presidente Mariano Rajoy).
Estas declaraciones son provocativas y escandalosas cuando 20 millones de españoles subsisten con menos de 426 euros, y hay cientos de miles de españoles en la más absoluta miseria.
A decir verdad la única manera de desincentivar la corrupción sería que los políticos tuvieran sueldos bajos. No hay que olvidar que en la época de Franco, alcaldes y concejales (excepto los de las grandes ciudades) apenas no cobraban nada, y lo hacían por vocación de servicio. En realidad, si se cobra poco, se vigila más que no se produzca la corrupción y los abusos en los dineros públicos, mientras que cuanto más cobran de todos los lados de la cosa pública, más corruptos e incluso muchos hasta parásitos se vuelven los políticos y los funcionarios, aparte de tener gratis un montón de cosas aparte que cargan a cuenta del Estado.
Propondría que el sueldo de los altos cargos políticos, como el caso de presidente del gobierno, o de alcalde de Barcelona, no superaran el importe de la pensión máxima, que sería como mucho unos 3000 euros mensuales. Quien se queje que gana poco, que no viva o no se dedique a la política, y que se ponga a trabajar en la empresa privada donde existe la competitividad que marca las tarifas de los sueldos de cada empleado, ya que cada cual cobra según los beneficios que aporte a la empresa con su trabajo. Pero no a lucrarse con el dinero de los impuestos de todos, y menos para los dar malos resultados de no haber mejorado las condiciones ni la calidad de vida de los ciudadanos en los últimos años, además de dejar tirada a millones de personas en la pobreza crónica. En la política, en vez de hacer de ella un negocio para lucrarse, hay que estar por vocación de servicio al país, y saber retirarse a su debido tiempo, que por otro lado, si el político es bueno y hasta incluso si al final adquiere mala reputación, ya encuentra su propia fuente de ingresos trabajando para la empresa privada, si es que tiene talento, capacidad, y enganche en el mercado, o simplemente con anunciar una Coca-Cola, o interpretar un pequeño papel en alguna película de la franquicia de Terminator, ya gana de sobras para resolver su vida.
Por consiguiente, la codicia de la casta política española, es tan insaciable que nunca tienen bastante arrancando el dinero de los impuestos de todos (que para ellos no es de nadie), y que los necesitan para mantener sus lujosas residencias, y todos su vicios. Con los bolsillos llenos a rebosar, y el vientre sobradamente harto, no es de extrañar de que no puedan entender las penurias que pasan la gente, las angustias de la falta de empleo, los sufrimientos que conlleva el hambre. Si tuvieran un sueldo pequeño, entenderían mejor las dificultades que están pasando los ciudadanos, y serían más realistas, decididos y acertados en buscar soluciones para arreglar el paro, el problema más grave que estamos sufriendo los españoles.
