viernes, 28 de diciembre de 2012

BALANCE DE SU GESTIÓN DE GOBIERNO, DE MARIANO RAJOY



Hoy he visto en el telediario a Mariano Rajoy dar algunas explicaciones sobre su gestión de gobierno, y lo más destacable a mi juicio ha sido que reconoce y valora los grandes sacrificios que ha exigido a los funcionarios y a los pensionistas, al no pagarles puntualmente la paga de Navidad (que la recuperarán por otro lado), y la no actualización de las pensiones acorde con la jubilación, como si ambos fueran el colectivo más castigado, cuando en realidad son los más protegidos por el gobierno. No hay que olvidar que la crisis ha provocado una bajada generalizada de los precios de los productos y los servicios (contratas de obras, electrodomésticos, muebles, vivienda, ropa, coches, etc…) de la que se han beneficiado mucho ese colectivo tan protegido por el gobierno, aunque la subida de impuestos a afectado a todos, en especial a los más desamparados.

Mejor disparate no lo hubiera dicho el peor subnormal porque: ¿y nada tiene que decir de los parados a los que ha recortado prestaciones y los ha dejado en el más completo desamparo?, ¿y de los autónomos arruinados que no tienen ningún tipo de prestación?, ¿y de los empresarios que se han visto obligados a cerrar sus negocios?. Esos que son los más desamparados y marginados, son también los grandes olvidados del presidente del gobierno. ¿No hubiera sido más justo darles, al igual que están amparados por el Estado los funcionarios y jubilados, una paga vitalicia hasta que se arregle el problema del paro y se salga de la crisis, en vez de rescatar bancos con el dinero de todos los españoles?.

Se le a las claras el plumero de Don Mariano: sólo gobierna por el bienestar de los funcionarios y los jubilados. Para los demás, a darles por el culo y que sufran todas las consecuencias de la crisis, cada cual castigado a su manera: desahucios, desempleo y subidas de impuestos. Con lo cual ni es buen presidente ni el mejor que pudiera tener España pese a su mayoría absoluta, y además es injusto e insolidario, gobernando únicamente para sus propios intereses: para proteger a los funcionarios, a los jubilados, y a los grandes banqueros y empresarios, y todos los demás ¡qué se jodan!, tal como dijo una vez con todo acierto cierta diputada pepera sobre los parados.