Hace unos meses, en marzo pasado, en la entrega de unas becas de “La Caixa” para unos estudiantes por parte de Su Majestad el Rey Juan Carlos I, el monarca manifestó: “hay noches en las que el paro juvenil me quita el sueño”. Naturalmente la cosa es de preocupante insomnio, pero habría que detallar su origen y causas: marco laboral muy rígido y castigado con excesivas normativas e impuestos; la cuestión de los millones de inmigrantes que absorben y usurpan los puestos de trabajo españoles, así como indirectamente retienen capitales del país, tanto los obtenidos como rentas de trabajo como en la forma de cualquier subsidio o ayuda que perciben, y que son enviados en su totalidad a sus países de origen, cosa que deja nuestro propio país seco de los dineros que no circulan y ni estimulan con ello a la economía y a la creación de empleo, en un país en el que la cosa pública gasta muchísimo más de lo que ingresa, dejándolo en crónico y permanente déficit que naturalmente crea una completa desconfianza en los mercados y nadie se anima a arriesgarse en invertir. Y naturalmente las cosas han empeorado desde el estallido de la crisis en 2007 con el pinchazo financiero e inmobiliario que tenían la economía artificialmente sobrecalentada, arrojando millones de españoles al paro, cerrando miles de empresas, y con ello descendiendo bruscamente la recaudación tributaria, que nos ha llevado a una situación de continuados recortes y subidas de impuestos por parte de las administraciones públicas. Con lo cual el eterno problema del paro en España ha tomado cierta fuerte relevancia, con una media actual del 25% de la población en edad de trabajar, y con algunas comunidades como Andalucía, Extremadura o Canarias donde supera ampliamente la escandalosa cifra del 30%.
Con lo cual una buena parte de la población en edad de trabajar pasa por la desagradable experiencia del paro, en las que unos simplemente están “parados” porque no reúnen requisitos para tener derecho a algún tipo de cobro que son los jóvenes que todavía no han encontrado su primer empleo (aproximadamente la mitad o más), y otros que tienen distintos derechos de cobro según determinadas y distintas condiciones reunidas. Hay un primer derecho que se llama “prestación por desempleo” que son los meses que tocan cobrar en función del tiempo trabajado, y el “subsidio de desempleo”, que son los famosos 426 euros prorrogables cada 6 meses según edad y situación familiar, que pueden llegar a los 18 meses para los que no tienen cargas familiares, 24 meses para los que tienen cargas familiares y menos de 45 años, y 30 meses para los que tienen más de 45 años y cargas familiares. Pero ahora también hay que tener presente un importante detalle que el gobierno de Mariano Rajoy se ha mirado mucho de ocultarlo: antes de julio del presente año, si llegabas a los 52 años, tenías derecho al subsidio de los 426 euros hasta la edad de jubilarte (que el mismo gobierno cotizaba por ti por la contingencia por jubilación), y ahora dicho derecho se ha cambiado de los 52 años a los 55 años, que como se ve, todas las variantes de edades son injustas, insolidarias y claramente discriminatorias que no satisfacen a nadie.
Esa especie de limosna que perciben los parados como ayuda del gobierno, la pagan el resto de los trabajadores y empresarios mediante unas cuotas obligatorias que se descuentan de las nóminas para “solidarizarse por la fuerza” con el resto de los desafortunados que se han quedado sin empleo, sean nacionales o extranjeros. Para tener derecho a cobrar algo, hay que haber trabajado como mínimo un año que da derecho a cobrar cuatro meses (medida que impuso el presidente Aznar, cuando con Felipe González lo mínimo era un contrato de tres meses para tener derecho a cobrar un mes de paga del paro). Con lo que si has trabajado por ejemplo 11 meses y dos semanas, aunque te hayan hecho pagar los impuestos de las distintas contribuciones que te las descuentan de tu nómina en forma de retenciones, no tienes derecho a cobrar nada de nada. Naturalmente los empresarios cuando se van al garete, y lo mismo los autónomos, a pesar de haber contribuido en el pago de esa “solidaridad hacia los desempleados”, no tienen derecho alguno a cobrar nada cuando pierden sus negocios o sus empleos; con lo cual queda a las claras que es un sistema totalmente injusto e irracional en todos los sentidos. Pero es el gobierno quien decide que ha de ser así: quien se beneficia más o menos, y quien no. Caso aparte es el PER (Plan de Empleo Rural) que se ha aplicado sobretodo en Andalucía y Extremadura y con el cual con apenas unos 35 días de curro al año, te da derecho a cobrar una ayuda por desempleo para el resto de todo el año, cosa que en el resto de otras comunidades de España no se ha tenido ese derecho. Con lo cual los derechos de un currante catalán no son los mismos que los de un currante andaluz, puesto que los beneficios pueden tener diferencias abismales.
Ahora bien, hay que saber que el periodo máximo de cobro de paro son 2 años (24 meses, aunque es propósito del gobierno rebajarlo a los 18 meses), para lo que necesitas haber trabajado un mínimo de 6 años. Y a partir de aquí dará lo mismo que hayas trabajado 6 años, que si hayas trabajado 30 años si tienes la mala suerte de quedarte sin trabajo, porque cobrarás lo mismo, con lo cual se beneficia lo mismo un parado con 6 años trabajando que otro con 30 años, cuando para ser más justos, a quien ha contribuido con 30 años, teóricamente técnicamente y en las mismas condiciones que otro parado que haya contribuido con 6 años de cotizaciones, le correspondería 10 años de cobro de paro, y no es así. Las condiciones desde luego son injustas y claramente discriminatorias. Por otra parte el gobierno fija techos a la hora de cobrar el paro, que aunque lo que se cobra puede ser proporcional al último sueldo que se tenía y las retenciones aplicadas a favor de la caja del paro, muchos de los que trabajaban que tenían un sueldo muy bajo, pueden encontrarse con que cobran más con la ayuda del desempleo, que no como cuando trabajaban, la cual cosa puede saberles como una lotería.
Hay que tener en cuenta determinadas condiciones: por ejemplo, supongamos que tras 6 años de trabajo te despiden y te toca cobrar el paro por dos años. Supongamos en el mismo caso que al cabo de 5 meses te llaman del INEM porque te ha salido un trabajo por un año que no puedes renunciar so pena de que te quiten el dinero del paro, y que este trabajo es para un año, con lo cual dejas de cobrar el resto de un año y siete meses que te correspondería. Al cabo de este año trabajando, de nuevo te quedas a la calle, pero tienes derecho a 4 meses de cobrar paro por ese tiempo. Entonces como los dos periodos han computado por separado, los del INEM te dicen: ¿qué prefieres cobrar: el año y siete meses de la vez anterior, o los cuatro meses que ahora te correspondería?, porque para poder cobrar el paro te obligarán a renunciar por escrito a uno de los dos derechos que has ido acumulando, que naturalmente vas a renunciar al periodo más corto, lo que te lleva a pensar que lo más inteligente antes de buscarte un nuevo trabajo es agotar todas las prestaciones porque igualmente vas a perder los derechos si aceptas un nuevo empleo que igualmente suele ser precario e incierto en el 99% de los casos y en la mayoría de los casos incluso peor pagado que el anterior o que la cuantía de la prestación. Eso hace que la gente en lo posible se meta en la economía sumergida mientras cobra ayuda del paro, ya que no es una paga vitalicia como el caso de los funcionarios, y un dinero extra siempre viene bien y más en los tiempos de crisis que corremos, y que por otra parte ese dinero generado en la economía sumergida si se gasta, sirve de estímulo para el resto de la economía bastante estancada (o sea que toda modalidad de trabajo, en el fondo, es bueno para la economía del país). En otras palabras: que muchas veces no es prudente aceptar un trabajo mientras primero no acabes por agotar de cobrar toda la cuantía de paro que te correspondería, ya que podrías terminar en una situación peor y menos rentable a nivel personal. Con lo que vistos los abusos y las injusticias de ese sistema que se paga con la “solidaridad” del resto de los trabajadores, en muchos casos lo mejor es trabajar 6 años, para poder tomarse 2 años de “vacaciones”, para luego volver a trabajar otros 6 años, y así tener derecho a otro par de años sabáticos, y así no tener que sufrir pérdidas de derechos y tener que ser tonto pagando de más en las contribuciones a una supuesta solidaridad obligatoria que es cualquier cosa menos “solidaridad”, y sobretodo teniendo en cuenta de que los empleos estables y de por vida ya hace tiempo que han ido camino de desaparecer. Sé que a algunos les puede resultar hiriente y molesta esta actitud, en la que parece que pagan justos por pecadores, pero desde luego hay que saber reconocer que no es nada agradable encontrarse en la incertidumbre de no tener ningún futuro laboral estable, aparte de que tal como están las cosas y lo mucho que nos mienten los políticos para tranquilizarnos, hoy por hoy no tiene mucho sentido aportar en cotizaciones porque las cosas se están poniendo de una manera tal, que no es ninguna garantía de que si se podrá cobrar una pensión digna cuando llegue la hora de jubilarse.
Y no hablemos de las ayudas tipo Plan Prepara, de 400 euros por seis meses, en la que se discrimina claramente a todo aquel que regrese a vivir con su familia de origen. Que por otra parte es una cantidad insignificante frente a los abusos desorbitados en toda clase de distintos sueldos, dietas y demás ingresos en especies que perciben los aproximadamente medio millón políticos que tenemos en España.
Naturalmente nadie está contento, y lo que creo que de verdad sería lo justo sería el principio de “O todos iguales, o nadie”. Tratándose de la cosa pública, opino que todos tendríamos que tener los mismos derechos y cobrar las mismas cantidades, independientemente de la situación y circunstancias de cada uno, porque aunque parezca injusto, cuando empezamos a desviarnos de aquí, empieza la discriminación y la picaresca. Y por otro lado, dado la absoluta escasez de empleos en España que hay hoy por hoy, propondría un subsidio sin límite de tiempo, en una cuantía mínima por encima del salario mínimo, para todo ciudadano español de cualquier edad que se encontrara involuntariamente en desempleo, que le permitiera un nivel de vida mínimamente digno y decente, y cuyo cobro durara mientras persistiera la situación de estancamiento económico, de la que pudieran beneficiarse todos, por ejemplo, las madres solteras embarazadas, las grandes olvidadas de la justicia social, sin excluir a nadie. En comparación al resto de partidas presupuestarias que se dedica el gobierno a despilfarrar con fines de dudosa utilidad, el dinero destinado a ayudar a los parados españoles seria una cantidad insignificante, pero al mismo tiempo seria de mucha utilidad social, ya que permitiría ciudadanos más dignos, sin que entren en peligro de exclusión social, y cuya renta de la paga del paro, también ayudaría a la economía nacional ya que su gasto ayuda al consumo y con ello estimula la economía, aunque sea tímidamente.
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