Según indica la prensa de
esos días, "Madrid ha perdido 8.000 millones de euros en su empeño por
albergar los Juegos".
Mal le ha salido el juego de
pretender hacer las inversiones en infraestructuras, antes de que se le
concedieran los Juegos Olímpicos, añadiendo que sólo le quedaba el 20% de lo que faltaba por valor
de unos ridículos 1500 millones de euros. Japón, el país al que le han
concedido el honor de albergar los juegos, no sólo no tenía infraestructuras preparadas,
sino que tan sólo tenía en el banco depositado el presupuesto olímpico a punto,
para en caso de que no le dieran los Juegos Olímpicos, destinarlos en otras
cosas rentables para el país, en vez de seguir el mal ejemplo español de
despilfarrarlo y encima perderlo. Ya sabemos cómo son los japoneses: primero
ahorrar , y luego gastar lo ahorrado; en contradicción con los españoles:
primero gastar sin tener el dinero, y luego ya iremos pagando endeudándolos
más. Mal principio. Por lo menos en España nos hemos ahorrado empobrecernos aún
más con otra segura mordida de corruptelas en las facturas de las obras
pendientes a cargo de los contribuyentes, así como el gasto de la
correspondiente seguridad a cargo del erario público en el momento de celebrar
los juegos, de los que se añadirían variedad de facturas de más con las que los
corruptos de la casta política aprovecharían para morder más comisiones y
maquinar más corruptelas.
ANA BOTELLA, ALCALDESA DE MADRID |
¿Se puede sacar rentabilidad
de todo ese gasto en infraestructuras olímpicas que se han hecho en Madrid?.
Quizás con la puesta del gran Casino-Burdel “EuroVegas” del multimillonario
norteamericano del juego Sheldon Adelson,
nos puede servir para amortizar el gasto y rentabilizarlo desde el punto de
vista social y económico, con la creación de esos puestos de trabajo en el
sector servicios, que ese turismo de ocio-burdel puede atraer hacia Madrid, y
con todas las potencialidades del turismo, de las pocas y más desarrolladas
industrias que tenemos de momento. En ese sentido tenía razón la alcaldesa
madrileña Ana Botella: “los españoles somos el pueblo que mejor sabemos vivir
la vida del mundo”, y por eso somos abiertos, acogedores y simpáticos.
SHELDON ADELSON |
Pero lo feo no es que se haya
despilfarrado inútilmente todo ese gasto para conseguir albergar los juegos
olímpicos, a costa del contribuyente, sino también que Madrid se haya
convertido en el ayuntamiento más endeudado de toda España, con más de 8.000
millones de deuda, sobretodo en la época que Alberto Ruiz Gallardón era el
alcalde, dejando en herencia esa escandalosa deuda que no para de crecer a la
actual alcaldesa Ana Botella (esposa del ex presidente del gobierno José María
Aznar). Se ve a las claras que Ruiz Gallardón era un gestor manirroto del ayuntamiento madrileño, igual que el pésimo ministro de justicia que es, sacando leyes más injustas en las que impone tasas judiciales para que los faltos de recursos económicos traten de evitar los servicios de la justicia, así como imponiendo otras leyes que suponen mayores recortes a las libertades públicas. Pero lo malo de todo eso, queda aún más afeado cuando
en el ayuntamiento de Madrid todos pretenden vivir como reyes en una corte,
como si para algo le llamaran a Madrid “Villa y Corte”. A saber, según exponía
el prestigioso diario alemán “Der Spiegel”, entre otros detalles:
(…) “el
ayuntamiento es un palacio cuya remodelación ha costado 500 millones de euros!!!”,
“su despacho es mayor que el del Presidente de los Estados Unidos”,
tiene“un mayordomo cuya única función
es servir el café al alcalde”, y 260
asesores personales y altos cargos que cobran de media 60.000 euros.”
(…) El Ayuntamiento posee, además, 267
coches oficiales de uso personal, más que todas la capitales de la eurozona
juntas.
Y eso
sin contar que para tantos despilfarros y tanto endeudamiento, los alcaldes Ana
Botella y Alberto Ruiz Gallardón se embolsaban más de 90.000 euros anuales de
sueldos, sin contar dietas y demás prebendas. Escandaloso e intolerable, ¿no?.
ALBERTO RUIZ GALLARDÓN, EX ALCALDE DE MADRID |
Esos
excesos y abusos, que tan caros nos están costando a los castigados
contribuyentes españoles, tendrían que controlarse y pedir responsabilidades a
quienes lo consienten y lo causan. No podemos seguir permitiendo que la casta
política proceda a sus libres anchas, haciendo del despilfarro como una verbena
madrileña del abuso y el manirroteo nacional.
Y eso
tendría que ser, también, asunto a resolver, aunque sea por una simple razón de
ética y honestidad, por parte de quien ocupara la presidencia del gobierno.