miércoles, 12 de junio de 2013

“CHOCHITO DE ORO”


En España somos muy del mote:

A Adolfo Suárez le llamaban “Pico de Oro” por su facilidad para la palabra bonita y la seducción. Igual el vicepresidente socialista Alfonso Guerra (Pepito Grillo) le llamaba “Tahúr del Mississipi” por su habilidad en la negociación.

A Felipe González, “IsidorO” aparte, le llamaban “Nadiusko” por sus labios parecidos a los de la famosa actriz de la época del destape “Nadiuska”.

A José María Aznar, “Asnar” (de hacer el asno).

A Zapatero (el Za-paro, por su afición en destruir empleo).

A Rajoy “Mari-Ano” (por sus políticas de dejarnos a todos de culo).


Y ahora a la vicepresidente Soraya Saénz de Santamaría, alguien la ha llamado “Chochito de Oro”, debido según los mentideros periodísticos porque se gastó unos 40.000 euros en ginecólogo, y nadie de entre la casta lo traga ni lo tolera (otra cosa es cómo lo llamará el vulgo de ahora en adelante, tan aficionado a los motes). ¿Tanto sentido del humor nos falta?. Son las consecuencias de las prácticas de aquello que algunos apodan “femi-nazismo”, que tratan de imponernos por aquello de la discriminación de género, y que según qué palabras no son admitidas en la Real Academia de la Lengua Española (la que se supone que tendría que “limpiar, fijar y dar esplendor” a las palabras comunes de nuestro vocabulario), en el que no se respeta ni la libertad de expresión. Naturalmente si a alguien le ofende, le queda aquello de nuestro refranero: “A palabras necias, oídos sordos”, pero por favor, que nadie nos diga cómo tenemos que expresarnos pretendiendo llamar las cosas por su nombre, y en el caso de la casta política, incluso el peor insulto sería insuficiente, dados los hechos como los han dejado: España arruinada, impuestos asfixiantes, y un desempleo cada vez mayor y sin remedio. 

 

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