viernes, 20 de agosto de 2010

LAS CUENTAS CLARAS



Dice el viejo proverbio que "cuanto más claros, más amigos". De llegar a la presidencia, procuraré que en nuestro país las cuentas sean más claras y transparentes que el agua.

¿Dónde está lo justo y lo injusto, en la frontera de pagar impuestos, y recibir servicios del Estado?. Hace varios años, quizás podamos recordar aquellas imágenes de ministros de economía y hacienda como Miguel Boyer, o Pedro Solbes, que cuando venían al Parlamento para discutir sobre los presupuestos, el maletero de su coche oficial se abría, y unos empleados descargaban encima de un carro como de supermercado unos paquetes con gruesos libros que contenían todos los números de los presupuestos del estado. Luego dio paso a un simple CD-rom, y ahora el ministro de turno con un simple pen-drive (o lápiz de memoria de USB) lleva ahi dentro todos los datos sobre los presupuestos, en el bolsillo de sus pantalones, como si fuera una chucha escondida.

Ahora bien, ¿cómo poder saber todo sobre los presupuestos?. Es decir, ¿cuánto se ha pagado, y en qué se ha gastado?. Si llego a la presidencia, haré que esa información de capital importancia ciudadana llegue a todos desde internet. Pero no en la complicada forma de como si fuera un informe de una auditoría, sino de la forma más clara que lo entienda hasta el último niño del parvulario, porque los ciudadanos no somos unos expertos en un determinado plan de contabilidad, que siempre suenan a tomaduras del pelo.

Conmigo los españoles van a saber todo lo que se ingresa y en lo que se gasta, con nombres y apellidos. Se sabrá detalladamente qué cantidad de dinero paga cada ciudadano y cada empresa, y el coste de todos los servicios que le ofrece el estado, sean la visita del médico, la escuela del hijo, la subvención del paro, la ayuda humanitaria a algún país extranjero, etc... Se sabrá asimismo lo que cobra cada cargo público, sea político o funcionario, con nombres y apellidos, y el trabajo que desempeñan por lo que cobran. Se sabrá el nombre de cada inmigrante que reciba una subvención, de cada delincuente que le asista abogado de oficio y su coste, de cada niño que reciba una beca, de cada comprador de coche que reciba una ayuda tipo plan prever, de cada jubilado que cobre una pensión, de cada persona que cobre baja de enfermedad,.....y también todo lo que pagan cada uno en concepto de impuestos, sean de IRPF, de retenciones bancarias, de cotizaciones de trabajo, o de cualquier otra modalidad de impuestos. Lo que se pague de I.V.A., no podrá controlarse, dado que esto solo depende de lo que gaste cada uno, pero para los gastos de primera necesidad, voy a rebajarlo totalmente, y tan sólo podrán un I.V.A alto a lo que se considere lujo caprichoso. Poner detalles sobre el déficit o superávit si los hay. Para que cada uno pueda ver, comparar, y sacar sus propias conclusiones, sobre lo que es justo o no, sobre lo que es correcto o no lo es. En definitiva, a lo que decía al principio: las cuentas claras, y totalmente transparentes.

Haré que cada año, al cierre del año fiscal, cada ciudadano reciba un informe completo, bien claro y detallado, sobre lo que ha sido el valor monetario de su contribución en todos los impuestos, y un esquema igual de claro y detallado de lo que dicho ciudadano ha recibido en concepto de servicios del estado con su coste definitivo. Será un informe que contendrá todo lo que le afecte a nivel personal. Para saber sobre el resto lo que han pagado los otros ciudadanos y lo que han recibido, haré que sea posible que se pueda consultar por internet. Sólo se transmitiría la información de lo que se ha pagado, y de lo que se ha recibido, y para el resto de los datos personales financieros, haré una ley que salvaguarde la intimidad y garantice el secreto. Con ello digo que las cuentas del estado en relación con sus ciudadanos han de ser siempre abiertas y de conocimiento para todos. Porque pienso que esta información es un derecho fundamental, y es la mejor manera de combatir la corrupción y los abusos por parte de los políticos en decidir gastos o ayudas injustas y discriminatorias a unos ciudadanos, para favorecer a otros, con conocimiento de en qué se basan los criterios del cobro de impuestos y del servicio o prestación ofrecida por el poder público.

Entonces es cuando podremos ver y sacar elementos de juicio sobre en qué despilfarramos, y en qué hay que eliminar impuestos innecesarios. Personalmente pienso que el estado es siempre un mal administrador del dinero, y que los impuestos han de ser reducidos al máximo, soportando tan sólo los que deban de financiar los servicios mínimos del Estado que los ciudadanos necesitan. Creo que así podremos ser un país más competitivo al soportar menos carga fiscal, y más trabajador, puesto que los emprendedores, los que de verdad tiran del carro, se ven recompensados en su justa medida el fruto de su propio trabajo, que lógicamente en forma de ahorro, lo van a destinar a inversión, algo muy positivo para el crecimiento económico.