domingo, 6 de octubre de 2013

ALGUNOS RECORTES SOBRE PRONÓSTICOS DE LA RECUPERACIÓN ECONÓMICA APARECIDOS EN LA PRENSA



Hace ya varios años que los gobiernos españoles se equivocan en sus pronósticos sobre la recuperación en el empleo. Lo curioso es que siempre lo hacen para finales de cada año, con el objetivo de que llegar al día de fin de año, se celebre la fiesta de la tradicional despedida del año, con los ánimos de empezar el nuevo, como para pretender no desesperarnos y que haya tiempo para que se dé la vuelta de la tortilla por sí sola y al mismo tiempo distraer a la ciudadanía con el fútbol, la telebasura y demás vicios nacionales.  Lo malo es que, después de repetirlo tantos años, todavía hay quien se lo cree.

No nos engañemos, la recuperación sólo puede venir de dos maneras:

1.- Que venga por sí sola, impulsada por algún tipo de inercia que la empuje (aceleración de la locomotora del resto de las economías europeas, en especial la alemana), o que a los ciudadanos de repente les entre una epidemia con tremendas ganas de trabajar, y con ello se pongan a invertir y la economía se dinamice por sí sola, a pesar de lo muy mal que estamos.

2.- Hacer bien las cosas desde el gobierno, que son básicamente: arreglar el paro, bajar al mínimo los impuestos, reducir a cero la deuda pública, eliminar o abolir normativas que dificultan la creación de empleo, cura de caballo en adelgazamiento de las administraciones con el despido de millones de funcionarios reducidos únicamente para las necesidades mínimas, vender o cerrar todas las empresas públicas ya que ninguna genera beneficios y a todas hay que socializar las pérdidas a cargo de los impuestos que pagan los ciudadanos, dar prioridad en el empleo y en los recursos o ayudas a los propios españoles frente a la inmigración, atraer capitales tanto extranjeros como nacionales con un marco de garantías jurídicas respaldadas por la ley, eliminar todo tipo de subvenciones a sindicatos o partidos así como entidades particulares o sociales y demás ONG’s, penas más duras contra los delincuentes para garantizar la seguridad, recortar los altísimos sueldos así como prebendas y demás privilegios a todos los cargos políticos, castigar y perseguir la corrupción pública,   etc…

Con lo cual se resume en dos: lo uno es sencillamente confiar en la suerte (cosa que nunca viene si no se la sabe buscar), y lo otro es como ya he dicho, hacer bien las cosas, es decir: tomar las medidas que de verdad hacen falta en nuestro país y que hasta el momento nadie desde el poder ha sido capaz o no ha querido tomarlas. Y así nos luce el pelo.