El pasado fin de semana, a raíz de los escándalos de
corrupción que salpicaban a su propio partido, el presidente del gobierno
Mariano Rajoy anunció que publicaría su Declaración de la Renta y Patrimonio en
la web de la Moncloa, la siguente semana. Pues bien, ya estamos en el fin de
semana de la misma semana que se tenía que publicar esa declaración y todavía
no hay nada expuesto. Un verdadero insulto a la inteligencia de los ciudadanos,
con lo que lo convierte en el presidente del gobierno más infame y embustero de
toda la historia de España, pues no sólo abusó de la confianza del electorado
prometiendo más empleo y menos impuestos, sino que hizo todo lo contrario, ya
que con su mala receta política, creó más paro y subió considerablemente los
impuestos, aparte de que ahora nos toma el pelo con lo de los escándalos de
corrupción haciéndose el tonto, y sin dar ejemplo de exhibir su propia
declaración de la renta.
Observar esa declaración de la renta y patrimonio, nos puede
dar cierta idea de la fortuna del presidente. Tratándose sólo de embolsos
públicos desde que se dedica a la política, me atrevería a calcularle una
fortuna legal entre los 20 y los 40 millones de euros. Otro tema sería su
fortuna “en negro”, la que seguramente tiene a nombre de terceras personas, en
paraísos fiscales, o simplemente dinero no declarado, que como ocurre con toda
la gente adinerada, supera siempre considerablemente la fortuna (renta y
patrimonio) que se declara. Con lo cual un hombre “podrido de dinero” es
siempre más insensible a las penurias de los parados que apenas sobreviven con
426 euros, como para tener ideas y voluntad en resolver el problema del
desempleo, preocupándose mucho más de salvar a los bancos y a los banqueros con
los que congenia y tiene complicidad en su calidad de multimillonario. Por eso
es incapaz de resolver el problema del paro, y sólo trata de apuntar los
privilegios de su gente y de su casta.
Lo
malo es que las encuestas todavía le dan como vencedor de las elecciones si se
convocaran ahora mismo. La razón está, por un lado porque no existe una clara
alternativa política con un programa electoral atractivo y que ilusione de
nuevo, y por el otro en que apuntala a dos segmentos electorales muy
importantes: los funcionarios y los pensionistas, que al tener las pagas
seguras, quedan tapados y amparados de las incertidumbres que sufren los
parados, los autónomos y el resto de los empresarios y trabajadores que están
en la incertidumbre y hasta en la cuerda floja. Claro, con los votos de los
funcionarios (los de la paga vitalicia y de dar poco golpe) y de los
pensionistas (paga mensual segura y puntual), son más que suficientes para
obtener una mayoría con la que mantenerse en el poder. Las nóminas vitalicias
de los privilegiados funcionarios, y las pagas de las pensiones, son como otra
manera encubierta de comprar los votos, y de ahí la razón de sus prioridades de
gobierno, olvidándose de atender el principal y más grave problema que sufre
nuestro país: EL PARO