A falta de poco menos de un
año para las elecciones generales ya se puede decir que es hora de hacer
balance de la gestión del presidente Rajoy.
Ante la situación de alarma
social que generó la legislatura de Zapatero, en la que se pasó de una etapa de
bonanza económica con una economía artificialmente sobrecalentada gracias al
boom del ladrillo y a las facilidades crediticas de la banca, a otra de
constante deterioro y malestar social, con grave incremento del paro, de la
deuda pública y de los impuestos, una mayoría de electores quedaron seducidos
por la famosa promesa de Mariano Rajoy de "más empleo, menos
impuestos", otorgándole la mayoría absoluta con todo el inmenso poder que
eso supone y la facilidad de gobernar con el máximo de comodidad.
Pero lo que hizo ese
presidente, no sólo fue mentir y decepcionar a los españoles, llevando a España
a una situación de mayores y escandalosos niveles de paro, impuestos aún más
asfixiantes, emigración de cientos de miles españoles al extranjero y absurdo
mantenimiento de la inmigración descontrolada dándoles las prioridades en los
escasos recursos y ayudas sociales, antes que a los propios españoles. Y no
digamos de los recortes de todas clases en las becas, subvenciones a
medicamentos, etc... Los lamentables hechos hablan por si solos, habiendo
mantenido los privilegios de la casta de los funcionarios (a la que pertenece
el propio presidente) de buenas nóminas vitalicias de por vida con un desempeño
sin ninguna competencia, y dejando abandonados y desamparados a su suerte al
resto de los ciudadanos que no disponen de esos privilegios y protección de la
que sólo disfrutan los funcionarios a costa del resto de los ciudadanos. Y por
si fuera poco, dejando a los parados como los grandes marginados y olvidados
del propio gobierno, dejando aparte dramas como los cientos de miles de
desahucios consecuencia de la crisis económica y del paro.
Siendo año electoral, se
habla mucho de la "mejora de la economía", pero salvo la casta
política y funcionarial que no conoce absolutamente nada de crisis, el resto de
los ciudadanos casi todos no notan ninguna mejora, y a lo sumo la inmensa
mayoría lo que si nota es que las cosas siguen yendo muy mal, y hasta
empeorando. Esa es la realidad que desde los medios oficiales se está evitando
que se conozca. La verdadera "mejora" es la que se nota a pie de
calle, y todo lo demás son cuentos. Comercios, locales y empresas cerradas es
lo que ya forma parte habitual del paisaje urbano español, junto con las calles
cada vez más llenas de gentes que en nada se parecen a los españoles, sino de
otro país extranjero, llegando a ser la lamentable referencia de la
"España que no la conoce ni la madre que la parió" según vieja
expresión de quien fue un conocido vicepresidente socialista ( Alfonso Guerra
). Sólo se puede hablar de que España va mejorando, cuando los estamentos más
humildes y marginados noten esa mejora en sus propios bolsillos, pero por
desgracia donde se percibe esa "mejora" es siempre en los bolsillos
de políticos y funcionarios que son los grandes beneficiados de la crisis a
costa del resto de los ciudadanos que los mantienen con sus impuestos cada vez
más insoportables. Y lo mismo los oligarcas que controlan las empresas del
IBEX, que son beneficiarios gracias a la complicidad que tienen con la casta
política, y con ello cierto control de sus monopolios que tantos beneficios les
reportan (y con ello las subidas bursátiles, que desde luego no reflejan las
mejoras en los estamentos más desfavorecidos de nuestro país)
Por otra parte hemos sabido
que el país se ha ido endeudando más que nunca, y la "hucha de las
pensiones" de la Seguridad Social cada vez se va quedando con menos fondos
de reserva ( y con peligro de quedarse completamente vacía la mencionada
hucha). El tiempo ha ido demostrando que las duplicidades administrativas nos
han salido muy caras, con tantas comunidades autónomas, ayuntamientos,
diputaciones, consejos comarcales, etc.... Creíamos que al dividir más los
poderes y las administraciones, habría más democracia, transparencia y mejor
gestión de los recursos públicos, pero al final hemos visto que sólo ha servido
para que se multipliquen los enchufes, las citas electorales, las leyes, los
impuestos, y que la casta política haya montado un sistema que le permita hacer
de la política más un negocio del que vivir y lucrarse, que no algo para servir
a los ciudadanos.
El sistema político español
nos sale carísimo, y desmontarlo requeriría una reforma de la actual
Constitución que consiente ese estado de las autonomías y tantas otras
pluralidades administrativas que tan caros e innecesarios nos salen. Pero para
eso el problema es que no sólo a la actual casta política no le interesa
reformar y con ello reducir esa pluralidad de administraciones que nos sale tan
cara, sino que además para eso es necesario una estabilidad y un consenso político
que de momento se carece, y de cara a las próximas legislaturas todo apunta que
aún será mucho más inestable por la interrupción en escena de otros partidos
políticos que no exponen claramente cómo resolver los problemas, y si dan más
imagen de llevar a empeorarlos mucho más.
Con lo cual todo apunta que
seguiremos siendo un país con profundas divisiones sociales y crónico malestar,
pues el exceso de normativas significa siempre recorte de libertades, los
impuestos excesivos significa que no se fomenta la cultura del trabajo, la
inmigración descontrolada significa que nos roban el trabajo y los recursos
sociales a los nacionales, y la inestabilidad política significa que las cosas
se pueden empeorar aún más. Salvo tímidas formaciones identarias y patriotas,
para quienes los primeros son los propios españoles, no se deslumbran
alternativas políticas serias y sensatas en este país nuestro de los demonios
donde los que tienen el poder siguen manteniendo el pesebre a sus
conveniencias, y en lo posible al resto de los ciudadanos en el aborregamiento
y la engañosa manipulación informativa.
Y con ello parece que cada nuevo presidente, acaba siendo peor que el
anterior, y Mariano Rajoy sigue por esa corriente, habiendo llegado a ser el
peor presidente español de todos los tiempos, superando al propio Zapatero.
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