miércoles, 6 de noviembre de 2013

CIERRE DE LAS TELEVISIONES PÚBLICAS



Ayer al mediodía se conoció la noticia de que los tribunales obligaron a la readmisión de los trabajadores por el ERE del Canal 9 (la televisión pública de la comunidad valenciana), pero por la noche se daba la noticia de que el gobierno valenciano decidia el cierre de la cadena de televisión por ser inasumibles los costes de readmisión de los trabajadores, prefiriendo cerrar la televisión pública antes que cerrar un hospital o una escuela, por falta de presupuesto, decisión que bien puede decirse que es acertada.

Ya sabemos que la justicia española es corrupta, de casta, manipulable e injusta, porque en este caso si se obliga a readmitir a unos supuestos trabajadores, que cuentan con todos los privilegios de los funcionarios, a costa de las administraciones públicas que se financian con dinero de los contribuyentes, ¿cómo se readmiten todos los más de 6 millones de parados, haciendo “justicia” para ellos, con otra paga mínimamente digna para ellos a cargo de los contribuyentes?. Claro, es algo que no sería viable económicamente; y sin embargo es injusto mantener funcionarios de por vida, sencillamente porque en su momento tuvieron la suerte de encontrar enchufe en un organismo público, que como todos los entes públicos, se financia con los impuestos involuntarios del resto de los ciudadanos.

La realidad de las televisiones públicas es que son un nido de enchufados, de gentes que disponen de buenos sueldos y muchos privilegios, muchos de ellos colocados a dedo por el poder político, y con muy pocas ganas de trabajar eficazmente y competir debidamente, con lo cual las hacen bastante deficitarias, y siempre se tienen que tapar los escandalosos agujeros de los costes, pasando la factura a los contribuyentes. Y por si fuera poco, en realidad acaban convirtiéndose en los aparatos de “prensa y propaganda” del gobierno de turno, que los unta con toda clase de subvenciones y colocando a sus periodistas y demás gentes afines, para que emitan en antena aquello que indirectamente les interesa o les beneficia.Y eso tiene que acabarse.

Existen otras conocidas televisiones privadas, como Tele 5, o Antena 3, que no solo se procuran buenos profesionales para poder competir en un mercado muy agresivo de audiencias, sino que además buscan financiación saliendo en Bolsa. Y esas televisiones privadas, no sólo no nos cuestan ni un duro a los contribuyentes, sino que además aportan por la parte que le corresponde los tributos con los que pagan al Estado. Y además ofrecen mejor calidad en los programas que emiten, con muchísimo menos personal, recursos y medios de los que disponen las cadenas públicas. Si es así, es evidente que algo va muy mal en las cadenas públicas, y además nos sale muy caro a los contribuyentes.

 

Por eso lo correcto es cerrar todas las televisiones públicas, acabar con los privilegios de cargos y enchufes que estas suponen, y que los empleados despedidos busquen sus oportunidades de trabajo en las cadenas privadas, acorde con sus capacidades, talentos y méritos, como cualquier otro hijo de vecino.


Por eso, de ser presidente, cerraría todas las cadenas de televisión públicas, igual que muchos otros organismos públicos, que suponen un enorme despilfarro a costa de todos los contribuyentes, y no aportan nada de positivo para el país. El país lo que necesita es empresas donde se trabaje en serio, se pueda competir, y contraten al personal por méritos, capacidades y rendimientos, y no por intereses políticos ni para colocar enchufados o funcionarios parásitos de por vida, que no necesitan competir por tener cargo y nómina vitalicia; y además que se supriman en todo lo posible todos los despilfarros existentes, y con ello todos los costes que suponen en impuestos. Hay que volver a los valores del esfuerzo, del mérito, de la honestidad y de la honradez, y además fomentarlo en toda la vida ciudadana del país.