sábado, 22 de octubre de 2011

TRANSPORTE SOSTENIBLE


En esta fotografía de arriba podréis ver una visión aproximada del espacio necesario de lo que representan el desplazamiento de 60 personas: en coche, en autobús público, y en bicicleta.

El de la bicicleta es el más limpio y saludable (aunque con el inconveniente de hacer sudar al usuario), y convendrían hacer las suficientes y sobradas plazas de aparcamiento en todos los pueblos y ciudades para fomentar su uso, haciendo una nueva ley que lo incluyera en las ordenanzas municipales.

El del coche es el medio más cómodo, aunque provoca problemas de encontrar aparcamiento. Es también el medio de transporte más barato, sobretodo si se usa vehículo de motor diesel. Con lo que se hace necesario, también, una política de repartir más aparcamientos disponibles para facilitar más la comodidad de la búsqueda de aparcamientos y la disposición de espacios para esos usos, como puede ser destinar la primera o segunda planta de las viviendas o pisos de las ciudades, a aparcamientos de los coches de los usuarios y demás ciudadanos que los utilizan.

El transporte público, es también el más incómodo y el más caro. Curiosamente en términos de gasto, hoy en día cuesta más usar el autobús, que el coche particular, por lo que supone comparativamente de gastos semanales en billetes de bus y el llenado del depósito del coche propio. Se debe a que los transportes públicos suelen ser empresas de gestión pública, especialmente de competencia municipal, que sólo deben de correr con los gastos del mantenimiento de las flotas y de las nóminas del personal, que no se cuida demasiado teniendo el asunto demasiado dejado y todo a cargo del presupuesto público, al no tener que competir con otras empresas de transporte público y al ser puesto de trabajo bajo amparo de la condición de funcionario con sus ya conocidos privilegios. En general suelen ser deficitarios y nada rentables, por lo que hay que plantearse retirarlo de la circulación, debido a su enorme coste, el inútil despilfarro que conlleva, y a su escasa utilidad para los ciudadanos.

El vehículo particular es lo ideal, y tendría todo el futuro sin apenas coste si fuera eléctrico (que ya está inventado, y además no contamina) pero tropieza con un fuerte conflicto de intereses: los gobiernos disimuladamente se niegan a fomentar su uso, porque recaudan enormes cascadas de dinero a través de los impuestos sobre los carburantes (que además son contaminantes). Lo que nos lleva al propósito de que hay que hacer un país más limpio y más ecologista, y suprimir los impuestos y el sistema que se sustenta a través de ellos, que por ejemplo, con el caso de la gasolina, al estar tan gravada, no interesa a los gobiernos que se quite de la circulación su uso y consumo. Hay que apostar por la energía ilimitada y abundante para los coches, como es la eléctrica, y que además no contamina; y preparar a la sociedad para vivir en libertad sin apenas impuestos y que cada uno se pague lo suyo a cambio de no tener que pagar impuestos. El futuro tendría que ir por ese camino, y sería más justo, y desde el punto de vista del medio ambiente más limpio.