viernes, 15 de julio de 2011

DIRECTIVAS DE GOBIERNO, PARA UNA NUEVA ESPAÑA DE LAS OPORTUNIDADES


Actualmente España somos un país de recortadas libertades que debe de cambiar de arriba a abajo. Debemos volver a tener completamente todas las libertades perdidas desde el inicio de la democracia, y librarnos del yugo del estado, de sus leyes represoras y de sus impuestos, que se ha cargado y empobrecido a la antigua clase media española, aparte de empobrecer crónicamente a la clase obrera. Debe de ser posible que haya libertad para escoger el trabajo que se desee y prosperar, y libertad para ser escogido representante del pueblo en unas elecciones de listas abiertas.

Tras el desastre de la era Zapatero que ha dejado nuestro país a unos niveles de endeudamiento y de paro nunca conocidos, el objetivo de los próximos inquilinos de La Moncloa debería de ser mejorar la vida de los ciudadanos.

Las principales reformas serian: conseguir que cada ciudadano tenga un trabajo y un sueldo justo. Y que cada familia o particular pueda tener vivienda a su precio justo, sin sobrecostes derivados de la especulación y de una normativa que sólo hace encarecer aún más el acceso a una vivienda. Esas dos necesidades básicas de la vida ciudadana en libertad, son las dos derechos básicos que se han controlar desde el gobierno para evitar que se repitan las injusticias y especulaciones de los últimos años, que en conjunto nos han llevado a la decadencia y a la pobreza.

Gobernar bien significa que se debe de evitar la subida del agua, de la electricidad, del gas, y de las comunicaciones, porque son las necesidades básicas en la vida de los ciudadanos y sus familias, y porque pueden abaratarse, si se tiene la voluntad de llevar la adecuada política.

En los últimos años, nuestro país se había acostumbrado a depender demasiado del ladrillo y del turismo; es la hora de diversificar los empleos en otros sectores con salida y con mercado. Es la hora de los emprendedores, que precisan un marco de completas libertades en el campo laboral con la que ejercer sus iniciativas e ideas, sin normativas excesivas ni apenas impuestos, para que puedan conseguir beneficios con el fruto de su trabajo y riesgo, y hacer posible una actividad creadora de riqueza y de empleo, porque al final es siempre la sociedad civil la que crea empleo por sí misma, no el gobierno, que al estar burocratizado y tiene una estructura que no facilita la competitividad y la productividad, nunca es un eficaz creador de empleo. Eso son cosas que se dan mejor en la iniciativa privada, ya que tiene más celo e interés en ese objetivo particular si le dejan actuar libremente.

Desde el gobierno es preciso animar a las empresas y facilitar la existencia en nuestro país de la tecnología necesaria para poder competir entre los mejores, la financiación de los bancos en un marco y clima de confianza, con las leyes adecuadas que defiendan al mismo tiempo los intereses de los ciudadanos, de los trabajadores y de los empleadores. Para eso es necesario capital, y para obtener capital es necesario que todo el mundo tenga empleo para generarlo y luego invertirlo en sus necesidades. Es necesario, también tener las leyes justas, con sentido común, y un sistema basado en unos impuestos muy bajos o casi inexistentes, para poder dar confianza y atraer a los capitales exteriores a invertir en nuestro propio país.

Se debe vigilar que se respete el medio ambiente, puesto que sólo tenemos un único mundo, y los abusos de una especulación desenfrenada: ello es cuestión de sentido común por parte de los poderes públicos tener un país limpio y agradable.

Se debe facilitar el transporte con buenas infraestructuras, ya que es motor de la economía del país, abrir paso a energías alternativas más limpias y más baratas (que existen), porque cualquier día despertaremos para encontrarnos con que apenas nos queda petróleo o gas. Se debe, también, hacer una gran infraestructura de embalses y depósitos por todos los rincones del país, que garanticen agua abundante, sobrante y barata de modo permanente, puesto que el agua, a pesar de su insignificancia, es un bien de gran valor y aplicativo para muchas necesidades.

Los jóvenes deben de tener especiales oportunidades de trabajar y ganar dinero, y aprender con ello la cultura del esfuerzo, de que nada se regala, y que todo lo que reciben del gobierno, éste lo tiene que quitárselo a otro ciudadano que lo produce y lo trabaja. Se les debe educar desde la escuela a que se sale adelante con esfuerzo, y que es errónea la mentalidad de vivir de gorra y de la picaresca. Internet facilita un acceso a la educación o formación ilimitado y barato, que hay que saber aprovechar y aplicar por parte de nuestros jóvenes.

Sólo existe una manera de crear empleo, y es ofrecer servicios útiles a los que los necesitan, hacer aquello que reclaman y necesitan los mercados (es decir, los compradores o consumidores), sean interiores o exteriores. Por tanto desde el gobierno se apoyará esta iniciativa y se incentivará al máximo este propósito de búsqueda de creación de nuevos empleos.

Habría que elaborar una nueva ley anti endeudamiento, para que no se aprovechen cada uno de los cargos cuando les llega el turno, y porque está comprobado que a la larga endeudarse nunca ha sido beneficioso para el país, y que al final lo que se logra es endeudarse aún más, sin obtener beneficios para el país.

Hay que hacer un plan que facilite la transición de los funcionarios hacia otros empleos del sector privado. Aparte de que apenas producen y apenas ni contribuyen a crear riqueza, los funcionarios sobran en el país. Hay que acabar con los privilegios de empleo vitalicio en la función pública, y las reglas de juego laborales han de ser iguales para todos, pues todos deben de competir, rendir y ganarse el puesto de trabajo.
Se debe de liberar al estado de la carga de mantener a los funcionarios públicos, y haced que se privaticen todos los servicios públicos para ponerlos a merced a la libre competencia porque de este modo podrán ofrecer mejores servicios a precios más reducidos, para que todos puedan escoger las tres “B” de bueno, bonito y barato, principio esencial de toda economía de mercado. Naturalmente que sólo habrán los funcionarios al servicio del gobierno, pero tan sólo los imprescindibles, pues bastan muy pocos para esos menesteres, y de paso se libra de una carga muy pesada e inútil de mantener por parte de los contribuyentes con sus impuestos, que en su conjunto ni tan siquiera contribuyen al crecimiento económico del país, ni a la creación de riqueza.

Sé que me dejo varias cosas sin añadir, pero esas son más o menos las primeras medidas de urgencia que tomaría nada más llegar a La Moncloa.