martes, 21 de diciembre de 2010

CORRUPCIÓN EN LA OBRA PÚBLICA: EL AEROPUERTO DE CIUDAD REAL

La obra pública supone un grave problema de corrupción encubierta en nuestro país que debe de resolverse.

Tengo algunas amistades que reiteradas veces me han expuesto el repetido caso del despilfarro y corrupción del aeropuerto de Ciudad Real: una infraestructura con la cual el Estado Español ha puesto una inversión de varias centenas de millones de euros del dinero de los contribuyentes para terminar siendo un descalabro no rentable e imposible de recuperar, que encima origina muchas pérdidas y ningún beneficio. Y lo malo es que además las pérdidas derivan a cargo de los contribuyentes. El hecho ya de por sí debería de ser denunciable y pedir responsabilidades a políticos y supuestos técnicos que aprobaron y dirigieron la ejecución de la obra, previo embargo preventivo de sus cuentas corrientes y propiedades, para exigir compensaciones económicas y devolución de lo despilfarrado, cuando no decir robado. Creo que es la forma correcta de empezar a combatir la corrupción aprovechándose de las arcas públicas, y para terminar con esa mentalidad de los políticos de considerar a los contribuyentes como una fuente inagotable de dinero con quienes exprimirles a impuestos, y de paso lucrarse personalmente.

Hay que estudiar y vigilar mucho los casos de las obras públicas que es uno de los departamentos que mueve uno de los presupuestos más abultados, pues si comparamos con otros países, en muchos casos veríamos que para proyectos de obras públicas similares, termina costando en realidad un tercio de lo que aquí habitualmente se gasta para más o menos la misma cosa. Hay que vigilar los canales de destino de las comisiones, de los intermediarios, de los funcionarios involucrados, las contrataciones a dedo, las decisiones sobre que material se usa o a quien se les concede las contratas de la fabricación, el precio que exige el suministrador (extraño que muchas veces sea a precio de oro, y no se observe los de la competencia), los chollos de las indefiniciones del proyecto y las modificaciones que proponen los técnicos, las razones de hacer ciertas subvenciones de otras administraciones que conllevan para ejecutar la misma obra, etc… etc… Pues no cabe dura de que al final, como termina resultando tan caro a los contribuyentes, es debido a que muchos se aprovechan de hacer dinero y sacarle la mejor tajada a ese pastel.

En tiempos de gravísima crisis y escandalosos niveles de paro, en los que el dinero público hace falta para atender a los más desamparados, como es el caso de los parados, que ocurran esas cosas en las obras públicas, duelen mucho más, máxime cuando el ministro de fomento y muchos otros altos cargos políticos no ponen ni reparos en exhibir la nueva vida de nuevos ricos que exhiben con sus nuevas propiedades que no están demasiado claro cómo han salido.

Veamos el caso del aeropuerto de Ciudad Real, las fotografías de las cuales ya hablan por sí mismas:

Esto es el nuevo aeropuerto de Ciudad Real:



Hace unos días, “Le Monde” dedicaba la totalidad de su página tres a un reportaje demoledor sobre el nuevo aeropuerto de Ciudad Real:
Se trata de una instalación de última generación con una de las pistas más largas de Europa ( 4 kilómetros ) capaz de permitir el aterrizaje de un Airbus A380, el avión comercial más grande del mundo:
Las instalaciones están dimensionadas para acoger un volumen de dos millones y medio de pasajeros al año:
Para gestionarlo hay 91 trabajadores directos más unos 200 de diversas empresas concesionarias:
Hoy, un silencio sepulcral reina en la inmensa nave de salidas:
El caso es que el aeropuerto de Ciudad Real nada más que tiene tres vuelos semanales, que gestiona Ryanair gracias a una subvención pública:
La cafetería prácticamente solo se usa para servir el almuerzo a los mismos trabajadores que lunes, miércoles, jueves y sábados son las únicas personas que dan vueltas por los pasillos en todo el día:
Una obra de esta magnitud ha necesitado invertir, de entrada, 500 millones de euros:
Buena parte de ellos los ha puesto Caja Castilla La Mancha, que ha sido intervenida por el Banco de España, avalándola con 9.000 millones de euros de dinero público:
Ahora, la Junta de Castilla-La Mancha ha inyectado al aeropuerto 140 millones más, que irán a compensar las pérdidas enormes y constantes:
Ciudad Real tiene 75.000 habitantes, cifra insuficiente a todas luces para justificar un aeropuerto de esta envergadura:
Tampoco tiene poblaciones cerca de ella que avalen la necesidad de un aeropuerto, ni de esa talla ni de ninguna otra:
Entonces, ¿quién promovió esta obra faraónica que a nadie beneficia?:
La respuesta es clara: el beneficio estuvo en su construcción. Averigüemos quienes la promocionaron y conoceremos quienes se beneficiaron de ella:
No sorprende, por ejemplo, que el inefable Hernández Moltó, presidente de la Caja Castilla-La Mancha, a quien, sin tener formación suficiente, puso en el cargo el PSOE, esté siendo investigado por malversación de fondos:
Tampoco sorprende que el monto principal del dinero de los préstamos concedidos para la construcción del mencionado aeropuerto haya ido a parar a manos de media docena de constructores, amigos de los socialistas que gobiernan la comunidad autónoma:
Por ejemplo, Hernández Moltó le dio 100 millones de euros, sin avales suficientes, a Antonio Méndez Pozo, constructor y dueño de la Inmobiliaria Riovena y del Diario de Burgos, dinero que la Caja ha perdido:
Entonces, ¿en qué medida puede estar el PSOE metido en esta presunta trama de corrupción y malversación?:
Lo único que está claro en todo este asunto es que muchos españoles siguen pasando calamidades mientras los políticos y sus amiguetes se lucran en sus cargos:

Como habéis podido ver en este ejemplo, el asunto es completamente alucinante, y eso no puede continuar siendo así en nuestro país. Y hablando de los aeropuertos, tampoco podemos consentir los abusos ni los privilegios de los controladores o los pilotos con sus pocas horas de trabajo, sus contratos y convenios blindados, y sus fabulosos sueldos que les permiten vivir como reyes, a cosa de los contribuyentes (y encima se permiten huelgas salvajes), y que son otro insulto a esta media España que sufre calamidades. Otro caso de corrupción en España, que un presidente del gobierno justo y responsable debe de atajar.