
“Más empleo y menos impuestos”, esta era la sencilla promesa con la que Don Mariano pedía poderes con mayoría absoluta a los electores para resolver los dos más graves problemas de la crisis española, pero en todo este tiempo no se ha hecho otra cosa que hablar de crisis de deuda, de bancos en bancarrota, de rescates europeos, de salvación del euro,……y el presidente se ha olvidado de lo que de verdad debería de hacer y por lo que una mayoría de ciudadanos españoles le dio la confianza, era crear empleo y bajar los impuestos.
Por lo visto, en los organismos financieros norteamericanos y en Bruselas, nos advierten de que buena parte del enorme problema del crónico déficit español está en el estado de las autonomías, en la duplicidad, y hasta triplicidad o más que triplicidad de los organismos públicos españoles que precisan ser adelgazados o suprimidos y que a la postre en muchos aspectos incluso son unos entes públicos inútiles, que afuera les cuesta entender cómo podemos tener tantos cargos y tantos entes públicos, si al final el servicio es peor y el coste es incomprensiblemente mayor. Lo cual la solución seria bastante sencilla: hacer un referéndum nacional para preguntar al pueblo español si deben de suprimirse el estado de las 17 autonomías, para dar paso a una administración única por todo el territorio español, así como la supresión de diputaciones, consejos comarcales y algunos ayuntamientos innecesarios que podrían anexionarse a terceros, que permitiría un ahorro considerable de gasto público, y que a su vez permitiría reducir el crónico déficit y por consiguiente bajar los impuestos que daría lugar a una economía nacional más competitiva que no tuviera que soportar el peso de la excesiva fiscalidad con la que se le castiga. Esa es más o menos la solución que nos proponen desde fuera para reducir la deuda española, y para que pueda volverse a la confianza mercantil y con ello a la reducción de la ahora famosa y antes desconocida “prima de riesgo”. Por otra parte, a nivel doméstico, sólo en una política nacional que fomente el empleo se puede basar el desarrollo económico, y no con una basada en una recaudación fiscal cada vez mayor con la que financiar la enorme deuda del Estado. Desde las pasadas elecciones del 20-N que dieron el poder al presidente Rajoy con una cómoda mayoría absoluta que no ha sabido aprovechar, estamos siguiendo la feria de las confusiones en la que no tenemos claro el rumbo por el cual estamos marchando. Se hace muy necesaria una explicación clara y detallada de lo que está pasando con los mercados, con los impuestos, con la deuda, con el paro, con los rescates, con el euro, y con la inmigración, entre otros temas. Saber si se han hecho unos presupuestos de cañones, de mantequilla, de deudas, o de empleo (que esto último es lo más necesario). Los mercados somos todos, no lo olvidemos, y no un supuesto señor Rostchild en la sombra con chistera y fumando placidos puros; y casi un 30% de la población española en edad de currar sin tener empleo, es algo insoportable y vergonzoso que no se debería de tolerar. Los españoles tenemos derecho a la información clara, a que se explique lo que están haciendo y por qué, a conocer para qué fines van encaminadas las medidas que se van tomando en los distintos consejos de ministros, y a que dejen ya de tomarnos por tontos. Pues entre lo que se dice aquí, lo que dicen en Europa y al otro lado del Atlántico, eso parece la Torre de Babel, en la que todo el mundo habla pero nadie dice nada claro. Incluso cada cual se va formando su propia teoría: los premios Nobel de economía, los grandes especuladores y banqueros como George Soros o Waren Buffett, las directoras de fondos monetarios internacionales como la señora Lagarde, los catedráticos de universidades, los sindicalistas, los políticos de todos los colores, etc….todos hacen muchos rumores con ruido asustando a los mercados (que somos todos), pero nadie habla claro de las nueces que nos convienen, y sólo los que tienen la información privilegiada desde las altas instancias, sacan provecho de sus especulaciones a la sombra. Lo que el ciudadano reclama es: ¿qué coño está pasando, y qué cojones hay que hacer, y por qué y para qué?. Sólo esto puede tranquilizar a los mercados (que somos todos, no lo olvidemos), ya que se está más dispuesto a arriesgarse, si las cosas se ven más claras y seguras. No todo tiene que ser ese juego de ruleta rusa que crea tanta volatilidad en las bolsas y con tantas confusiones informativas donde una mañana se baraja una cifra sobre un rescate y por la tarde aparece otra mucho más escandalosa; no podemos seguir con ese juego de ruleta rusa: hay que jugar al ajedrez, al parchís, o al juego de la oca,…pero conociendo y respetando las reglas, y en esto tienen que aclararse ya esos cabrones que dicen que el euro ha de ser la moneda común de todos aquí. Hay que saber quien de verdad es solidario en esa Europa de los rescates, y quién de verdad pone el dinero de los rescates y lo paga, porque ya sabemos todos que “quien paga, manda”, que nadie da duros a cuatro pesetas, y que todo rescate o préstamo hay que devolverlo íntegramente con todos los intereses pagados incluidas las condiciones que fijen la letra pequeña,…y que todo lo demás son cuentos, chinos o de la lechera, con los que marear a las perdices.
Insisto: el problema en el que más debería centrarse el presidente, es en arreglar el paro, que es la solución sobre la que se asientan todas las demás soluciones. España tiene un enorme problema de deuda cada vez mayor, y de enormes dificultades de recaudación, que sólo se puede resolver por donde de verdad se tiene que hacer: arreglando el paro. Si conseguimos que más gente tenga empleo, más gente podrá consumir y al mismo tiempo pagar esos impuestos que el Estado precisa para recaudar y con ello reducir la deuda y poder financiar los servicios públicos básicos. Subir los impuestos sólo hace que la gente consuma menos, lo que a su vez genera más paro y con ello mayor pobreza y malestar social. Por tanto, de momento se debería de mantener la deuda española prorrogable por un breve tiempo, el necesario para que el empleo se recupere, ya que luego con la riqueza que generará la población ocupada junto con las necesarias reformas estructurales que el país necesita para quitarse gastos de encima, servirá para poder financiar y reducir la deuda, y no hacerlo al revés como se ha hecho hasta ahora, que como hemos podido ver sólo se consigue que las cosas empeoren con más paro y más impuestos al mismo tiempo. Es ya imperiosa necesidad hacer posible la creación de puestos de trabajo, apoyando a los emprendedores, suprimiendo normativas e impuestos, y dejar que la gente que de verdad quiera, pueda trabajar y arriesgarse en montar su propio negocio o autoempleo. Estas medidas harían también un efecto llamada a los inversores extranjeros para que inviertan y crean puestos de trabajo en nuestro país. Se deben de tomar medidas para poner freno a la inmigración innecesaria, que no sólo usurpan a los españoles los escasos puestos de trabajo disponibles, sino que también generan un enorme gasto social que también tienen que pagar en su inmensa mayoría el resto de los españoles, conllevando con ello además una pésima calidad en el servicio público al tener que compartirla con otras gentes que en su inmensa mayoría ni siquiera han contribuido en la financiación del sistema social ni son beneficiosas para el país.
Hoy por hoy, y aquí y ahora, tan sólo hay que exigirle al presidente Mariano Rajoy que cumpla exactamente con lo que prometió: arreglar el paro y bajar los impuestos, que es lo que más necesita hoy en día la sufrida sociedad española. Pero…¿quién es el guapo que de verdad tendrá valor para coger al toro por los cuernos?......
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