martes, 19 de abril de 2011

LOS PRESIDENTES NO DEBEN IRSE DE LA ESCENA POLÍTICA











Una de las cosas feas que tienen los presidentes de nuestro país es que cuando abandonan La Moncloa (o el Palau Sant Jordi, en el caso de Catalunya), ya no siguen en la escena política, sea por ejemplo, desde un escaño del parlamento, y se supone que es para no dar la cara y eludir responsabilidades o explicaciones cuando le pregunten sobre eso o aquello que hizo o que no quiso hacer cuando ostentaba el poder. Supongo que se deberá por cierto miedo inconsciente hacia aquella práctica de los antiguos romanos de meter a los ex cónsules en los tribunales para responder de los actos irregulares que cometieron cuando ostentaban el poder. Con lo que se desaprovecha toda una experiencia. Pero lo feo es también que se pongan a hablar sobre cómo deben de ser las cosas, pero que cuando estaban en el poder no lo hacían. Y desde luego, es muy necesario que nos hablen sobre cuáles son sus recetas o tratamientos que deben de aplicarse al país para salir de la crisis, que es lo que imperiosamente demanda esa ciudadanía tan maltratada, especialmente los que más sufren la susodicha crisis: parados y pensionistas que aguantan una jubilación de miseria, y unos jóvenes que no tienen muy claro ese futuro tan lleno de incertidumbres e impedimentos derivados de una mala gestión política.

Tras la sonada renuncia de Zapatero de ser el cartel electoral del PSOE para las elecciones generales de 2012 y no habiendo una auténtica alternativa fiable y capaz de inspirar credibilidad, se hace necesario que los ex presidentes hablen y nos expliquen sus recetas para salir de la grave crisis que está atravesando nuestro país, que no es sólo económica, sino también de valores y de principios. No podemos exigir a Adolfo Suárez, dada su enfermedad de Alzheimer, pero sí tenemos a personajes como Felipe González o José María Aznar, así como ex presidentes autonómicos como Jordi Pujol, Manuel Fraga, o José Montilla, por citar algunos ejemplos, y que creo que tendrían mucho que decir y aportar en el desatendido panorama político español. Es una pena que a fecha de hoy, lo único que sabemos de Aznar es que se cuida sus abdominales haciendo 3000 repeticiones diarias en un gimnasio, o que Felipe González se ha echado una nueva novia con la que suenan campanas de boda para muy pronto.